lunes, 14 de marzo de 2022

allen ginsberg / catorce pasos para revisar poesía


1. Concepción

 “I. EL TERRENO (Situación o percepción inicial)

“Mi escritura es un retrato de la mente moviéndose”. —Phillip Wallen

“Mi mente permanece abierta ante sí misma”. —Gelek Rinpoche

“Atrápate a ti mismo pensando”. —Allen Ginsberg

II. EL CAMINO (Método de reconocimiento)

“El objeto natural siempre es el símbolo adecuado”. —Ezra Pound

“Muestra, no digas”. —Proverbio popular

“Solo la emoción materializada perdura”. —Louis Zukofsky

III. LA FRUICIÓN (Resultado de la apreciación)

“¿Cuál era tu rostro antes de que tus padres se conocieran?”  —Proverbio Zen

“El propósito del arte es detener el tiempo”.   —Bob Dylan

“Solo con los solitarios”.  —Plotino

El primer pensamiento es el mejor pensamiento; lo cual no necesariamente significa que no corrijas tus poemas en lo absoluto, significa simplemente que la forma del poema habría de ser la forma interior que intuiste desde un principio en vez de alguna que se adapte a un nivel superficial de la mente. 

Si la mente es moldeable, el arte es moldeable”.

2. Redacción

“Un pensamiento viene desde otro pensamiento; un poema se abre linealmente, como un telescopio […] Es como hacer un diagrama de la mente. Puedes dividir las líneas en la forma en que las dirías o en la forma en que las vas pensando. A veces será simultáneo e idéntico, a veces puede que no […] Es un proceso natural del pensamiento y después se vuelve algo ágil, astuto, veloz… espontáneo”.

3. Revisa tus poemas desde los ojos de otras personas

“Me fijo en qué fallas tiene el poema de acuerdo a la inteligencia de otras personas con quienes esté familiarizado, inteligencias que estén plasmadas en mí. Pienso en qué es lo que los atraerá dentro del poema. Por ejemplo, al leer un poema desde los ojos de William Burroughs, me vuelvo mucho más cínico y mucho menos tolerante con los sentimentalismos. Al leer desde los ojos de Bob Dylan, me pregunto si es suficientemente sorprendente o si lo que escribo es superficial. Desde los ojos de Gregory Corso, me pregunto si el poema está bien condensado y si está confeccionado de manera interesante [en cuanto a figuras retóricas y poéticas] para evitar ser ordinario […] Es una forma de compaginar una inteligencia mucho mayor a la tuya, porque lo que haces será sensible a la agilidad, la inteligencia y la sensibilidad misma de otras personas, entonces al hacer esto empatizarás con otras inteligencias mientras lees tus poemas para mejorarlos y descubrir sus puntos débiles. 

Piensa en las mejores mentes que conozcas, en las personas a quienes más admiras y lee tus poemas con sus ojos. Piensa en personas a quienes encuentres fascinantes, a quienes realmente quieras complacer o con quienes quieras comunicarte, y entonces házlo, revisa tus poemas preguntándote «¿puedo leérselo en voz alta a mi madre o a mis amigos sin sonar poético ni barroco ni literato ni artificial?» Y tampoco que parezca que quieres robarte alguna especie de actitud poética”. 

4. Revisa tus poemas desde los ojos del lenguaje coloquial

“La gente no cuestionará los fragmentos de lenguaje coloquial que sean intensos y estén repletos de sentimiento, pero la gente sospechará si los momentos cargados de sentimiento que suenen petulantes, literatos o de segunda mano, son auténticos o sinceros. Revisa desde los ojos de la expresión popular y eso corregirá por completo la actitud de tus poemas”.

5. Revisa tus poemas con los ojos puestos en la condensación de la sintaxis. 

6. Revisa todos los artículos y preposiciones

“¿Necesito todos los artículos, conjunciones, conectores, pronombres, preposiciones …? Examina cada sílaba por separado, especialmente las pequeñas; observa los monosílabos que no tengan información substancial y decide si puedes cambiarlos de lugar o reconectar las cosas de manera más compacta sin todas las partículas y artículos extra, pero tampoco reduzcas tus poemas al lenguaje de una conversación de lavandería china, no querrás hacer eso”.

7. Revisa los lugares en donde estés siendo abstracto e incluye hechos específicos como referencia

“Aterriza el poema, las generalizaciones. Muchas veces las generalizaciones son como espacios en blanco en un formato que puedes llenar […] Por ejemplo, puedes cambiar “caminando por la avenida” por “caminando por avenida tal”. Donde sea que te encuentres generalizando o siendo abstracto, cuestiona las generalizaciones. Si tienes la capacidad de distinguir la diferencia entre los detalles de una bitácora y las vaguedades referenciales, te servirá para examinar los elementos que no tengan algún valor pictórico ni sonoro en especial, todo lo que sea puro moo, moo, moo […] Puedes encontrar muchas palabras provenientes del latín que no tienen ninguna sugerencia sensorial. Son como espacios en blanco de un documento burocrático que hay que llenar con detalles. ¿A qué te referías realmente cuando hablaste de estar solo en la ciudad? ¿Estabas en el techo? ¿O mientras estabas en tu cama?

¿Podrías ser un poco más específico?”

8. Ponle fecha a tus escritos

“Yo mismo le pongo fecha a mis escritos para saber cuál fue su origen, cuándo pensé algo por primera vez. Si trabajo en algo por mucho tiempo, también le pondré fecha marcando el final. 

Si tu ambición es convertirte en un gran poeta, querrás ayudarle a quienes serán tus investigadores y profesores dentro de cien años, porque todos serán unos holgazanes. Si les pones fecha tú mismo, no tendrán que barajear entre todos tus papeles. Ponerle fecha a tu trabajo significa que más adelante se acumularán grandes cantidades de artículos sobre él, tesis de licenciaturas, de maestrías … lo que significa que tendrás mucha mayor atención en el futuro. Si quieres ser inmortal, ponle fecha a tu mortalidad”. 

9. Toma una frase del poema e inventa un título que sea único, curioso o que suene interesante pero realista

“Normalmente leo el poema y encuentro dos palabras interesantes que juntas pueden revelar la esencia del poema. El título, de hecho, comienza por imantar o adentrar a las personas hacia tu poema”.

10. Pon entre comillas los discursos y frases de “slang referencial”, por así decirlo

[Sin mayor información].

11. Revisa los puntos débiles que en realidad no te gustan, pero que dejaste por motivos de inercia

“Al leer mi trabajo en voz alta, he notado que apresuro mi lectura en las partes que no son tan interesantes hasta llegar a la carne del poema, a los versos que de verdad me gustan. Si puedes detectar esta diferencia, quizá quieras examinar las partes débiles y a lo mejor eliminarlas todas de un tirón. 

Si te aburren a ti, puede que también aburran a otras personas. Puede ser una pequeña frase, un enunciado completo o hasta una sección del poema que no sea tan buena… así que, ¿por qué no eliminarlas e ir directo al punto? La frase de William Carlos Williams para esto era “una frase activa es más valiosa que cien páginas de escritura inerte” […] Leer en voz alta es un buen detector de porquerías. Puedo leer un poema cien veces antes de que esté publicado en un libro y después de muchos años me di cuenta que es una muy buena manera de editar. Así que deshazte de las partes “cool” y déjate a ti mismo ser un fragmento ardiente, como Safo. Puede ser que los lectores nunca lleguen al gran fragmento de tu poema porque se quedaron atorados en las primeras diez líneas”.

12. Revisa los verbos activos contra los inactivos

“Por ejemplo, escribir después del viaje en el metro en vez de después de que viajamos en el metro”.

13. Divide tus poemas en líneas de acuerdo a tu respiración al hablar o a las ideas o unidades de pensamiento contenidas en una respiración

“Donde haya puntuación, por favor obsérvala como un signo de respiración”.

14. Reescríbelos.

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Allen Ginsberg (Newark, 1926-Nueva York, 1997) Versión de Faustino Santos. Libreta especial.