lunes, 29 de mayo de 2023

pablo de rokha / la intuición poética


La intuición poética de los pueblos, de todos los pueblos del mundo crea la leyenda, que es la interpretación artística popular de la realidad, a fin de suplantar con ella la interpretación científica de la realidad, que no posee, o que posee rudimentariamente, porque la clase rectora y explotadora, hoy que es el imperialismo, cuyo gran centro de expansión es Latinoamérica, se lo impide.

Pero el pueblo, al engendrar lo mítico-legendario no se evade, no produce enajenación y evasión de la realidad, no, la sublima, es decir, la recrea, la supera con ella adentro.

De ahí entonces, que las leyendas son siempre heroicas y que los grandes poetas son legendarios, porque la heroicidad popular los va nutriendo, alimentando, ciñendo de la gran materia dinámica de las masas humanas, de la cuna a la tumba y viniendo como saliendo a cada minuto del corazón de la realidad, tropiecen con la realidad y se estrellen con ella, desgarrándose las entrañas en la realidad que llevan adentro, a la vez que emergen surgiendo de adentro de su contradicción dialéctica, cantando, no hablando los vocabularios que la sociedad les entrega como materia, en génesis, exigiéndoles la forma heroica.

Afirmaríamos que la leyenda es la historia no poetizada, escrita en lenguaje metafórico, lenguaje de imágenes en la imaginación popular: toda la Biblia es una gran leyenda con la historia adentro, la Ilíada y la Odisea, contienen la verdad histórica como verdad estética, intuitivamente, no con sentido conceptual, contada y cantada como leyenda y el trovador de Medinaceli no inventa sino que expresa la leyenda del Mío Cid Campeador que «va ensanchando Castilla delante de su caballo»: la leyenda es la historia imaginaria de los pueblos.

Ahora bien, si no es la realidad, contiene la realidad. La leyenda de «El Caleuche», el barco fantasma de la oceanía chilena y los inmensos archipiélagos sureños expresa y refleja el sur lluvioso de las marinerías y las hazañas descomunales del chilote y el poblador magallánico, su ensueño letal del invierno, la fatalidad estupefacta que le carcome la figura de apátrida desventurado y forzoso y abandonado, de apátrida dolorido, de apátrida al cual la sociedad burguesa lo condenó a la soledad migratoria del desierto. 

De ahí se desprende el carácter mortal y fúnebre del Imbunche, mágico y sádico, entre todos los brujos de la imaginación funeraria del sureño, tan fuerte y tan hombre.

De la leyenda emerge la epopeya antigua y yo construyo la Épica Social Americana como mítico social del realismo insurgente y combatiente de los inmensos pueblos americanos.

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Enigmático y problemático es el arte, porque enigmático y problemático es el hombre y en este instante crucial de la rebelión mundial de los explotados, de los ofendidos, de los expoliados del mundo, el arte empuña las armas contra los explotadores, a fin de dar paz sin explotadores, contra la Iglesia de los prelados comprometidos y monopolistas como Spelman o latifundistas como los Poncelli, eclesiásticos o no eclesiásticos, no contra la feligresía democrática y la feligresía ingenua, contra los grandes consorcios del Imperialismo invasor, colonizador y guerrero, contra el latifundismo y el monopolismo anti-nacional y traidor, vendido al gran capital extranjero.

Todo lo artístico es político, pero los grandes artistas son líderes artísticos, no líderes políticos; precisamente porque todo lo artístico es político, pero es político porque es artístico, no es artístico porque es político. La Divina Comedia es poesía política, pero no es política, es poética y la Catedral Gótica o el arte plástico del Renacimiento, desde Jacobo Robusti, el Tintoretto, al Buonarotti, pero es político porque es social y popular, social y elaborado para las mayorías, no para las minorías del «arte por el arte». En la ruptura de la inadaptación a la dictadura de la burguesía de hoy, expresan su protesta los grandes poetas liricos que bordean las epopeyas sociales. 

Un poema no es un poema porque esté escrito en verso, un poema es un poema porque está escrito en un lenguaje de imágenes y metáforas, que es el lenguaje del arte y existe la imagen plástica y la imagen arquitectónica o musical, porque todo el arte es uno y trabaja la misma materia imaginística, la misma materia y materiales distintos, la misma materia social que la sociedad entrega al artista a fin de que heroicamente le imponga la forma. La morfología general de su época la forma de su época en los modos distintos del enorme árbol de las formas de los distintos grupos sociales. (Ahora, esto confirma el realismo porque la imagen es la realidad reflejándose en el ser humano, reflejándose, según la teoría de los reflejos condicionados de Iván Pavlov, sin las frustraciones y las desviaciones del pensamiento conceptual originados por la reflexión y la organización desviada por la intención clasista del individuo frente al universo. Suma y compendio de la gran dinámica popular, la configuración dialéctica del arte (fondoforma), el pueblo crea al gran artista retratándose en él, que es su idioma y su vocabulario, retratándose y expresándose, de lo que desprende el rol inmenso de la belleza, porque la belleza contiene y es depositaria de aquello, de todo aquello que al fenómeno científico le es ajeno y que le es anexo al fenómeno artístico, desde todo lo hondo de los instintos y lo que está fuera de la conciencia, porque se frustró como un hecho consciente y no lo captó la conciencia o porque está en la órbita de los reflejos absolutos o hereditarios.

Yo vengo diciendo esto y le reitero, desde más o menos unos treinta años, no con la misma claridad de este instante, pero con sentido equivalente y en mis poemas reflejo la estética que proclamo.

Por eso los críticos comprometidos e idiotizados en la asquerosa servidumbre mercenaria, me agredieron o pretendieron agredirme desde que empecé a escribir y un pobre imbécil que se bostea domingo en un estercolero espectacular me dio algunos pequeños mordiscos de rata de barco con náufragos hace unos días, defendiendo a un poeta cacaseno. 

Pero los viejos tenemos el pellejo endurecido, curtido, encallecido por los padecimientos y las pelotas del tonto rebotan y lo azotan a él en la caricatura.

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Pablo de Rokha (Licantén, 1894-Santiago de Chile, 1968) Escrito en Rokha (ed. Naín Nómez). Talca: Ediciones Universidad de Talca, 2020, pp. 222-224.