lunes, 23 de enero de 2023

william carlos williams / los fundamentos de la fe en el arte (extracto)


    Mi hermano, que es arquitecto, me dijo hace poco que su mente estaba más encendida que nunca por los problemas de la construcción. ¿En qué basamos nuestros juicios? me dijo casi desesperado. Tú eres escritor, me dijo, me gustaría saber cómo trabajas. ¿Qué te parece importante? Ambos debemos buscar más o menos las mismas cosas. Dígame cómo lo haces.

    Simplemente me siento y escribo.

    Debe ser más consciente que eso. Debes tener alguna base para aceptar una palabra, una frase... un carácter general de composición. Yo, por ejemplo, después de toda una vida de práctica, siento que estoy empezando a sentir algunos de los movimientos subyacentes, llámalos reglas, que rigen mi profesión y que esta charla de "antiguo" y "moderno" tiene muy poco que ver con el asunto.

    Sin embargo, es un gran trozo de madera en el que perderse.

    La base es la honestidad en la construcción, que se pueden hacer ciertas cosas con el material y otras no. Ahí están todas las respuestas.

    Sí, si te limitas a un trozo de roca, unas cuantas maderas de árbol, un cubo de escombros y cemento y un fajo de vidrio. Pero, ¿qué vas a hacer con ellos? ¿No es eso más importante?

    Construir una casa. Hace unos años empezaron a llegarnos las primeras maquetas y luego, poco a poco, los ejemplos locales de las viviendas modernistas tal como se originaron en Francia y Alemania, la llamada vivienda "funcional". Esto, nos dijeron, es el futuro. Todo lo demás es anticuado. Por fin la arquitectura se ha liberado de sus ataduras. Esto es lo nuevo.

    Pero estaba destinado a ser una casa, ¿no?

    Sí, una casa; habitaciones, puertas, ventanas....

    Electricidad, gasfitería moderna, refrigeración, automóviles, camas dobles.... sólo para enfatizar la fase moderna.

    Y muy buenas casas, algunas de ellas, de Le Corbusier y otros. Pero siempre me pregunté por algunas de sus características estructurales, sus estrechas molduras, etc. Míralas hoy. Se están cayendo a pedazos. Míralas. He estado diseñando un escaparate para un gran fabricante del sur. He estado casi loco con él. Probé con los ingenieros, los vidrieros, todo el mundo, sobre el grosor adecuado del cristal, el área máxima y los factores de seguridad, el anclaje adecuado del mismo. Todos dicen que no se puede hacer. Pero tengo que hacerlo. Entonces, un día de la semana pasada, justo en medio de mis problemas, salí de la oficina y no había recorrido ni tres manzanas cuando me topé de bruces con una ventana como en la que había estado trabajando, instalada, justo delante de mí. No podía creer lo que veía, así que me acerqué, puse el pulgar contra el cristal y ¡presioné! Todo se estremeció como si lo hubiera sacudido un terremoto y casi me explota en la cara al rebotar. Una cosa así no se sostiene. Se tambaleaba de un lado a otro incluso con esa ligera presión. Eso no es arquitectura.

    Así que seguimos hablando.

    Por otro lado, dijo, mira el nuevo edificio tal por cual que quieren levantar en Washington. Como si no tuviéramos ya suficientes columnas de piedra allí, la idea de X es coger tal o cual ejemplo perfecto del griego -ni siquiera se molesta en diseñar nada- y decirles que lo pongan a gran escala en todas partes. No puedo hacer nada mejor que eso, dice, ¿para qué intentarlo?

    El espíritu de Fidias, ¿eh? sin Fidias.

    Dime, continuó mi hermano seriamente, ¿qué hay de la escritura? Me interesa muchísimo.

    Ya sabes cómo empecé a escribir, le dije. No sabía lo que hacía, pero sabía lo que quería hacer.

    ¿Qué, por ejemplo?

    Quería protestar contra la negrura y la belleza del mundo, mi mundo.

    Así que te dedicaste a la poesía.

    La única manera que encontré fue la poesía... y la prosa en menor medida. Así que empecé a aprender poco a poco, muy lentamente. Si no recuerdo mal, era más una cuestión de cómo aferrarme a lo que tenía y no renunciar a ello frente a la tradición que otra cosa.
Parece muy sencillo.

    Todo lo que tienes que saber es el significado de las palabras... y dejarte llevar.

    ¿Y luego qué? ¿Qué aprendiste primero?

    Que no es fácil dejarse llevar. Ya había aprendido demasiado, incluso antes de empezar a escribir. Me topé en todas partes con el buen estereotipo seguro. Perfectamente seguro, por eso nos aferramos a él. Si me salía de eso me topaba con el caos.

    ¿Y bien?

    Así que tuve que empezar a inventar... o intentar inventar. Por supuesto tenía la ventaja de no hablar inglés. Eso ayudó mucho.

    ¿Y entonces?

    Siempre supe que yo era yo, exactamente donde estaba y que nada podía hacerme aceptar nada que no tuviera una contrapartida en mí mismo por la que reconocerlo. Siempre me dije que, para empezar, yo no hablaba inglés, y que ésa debía ser la base para empezar, que yo hablaba una lengua que era mía y que la gobernaría según mis necesidades y no según tradiciones ajenas cuya necesidad de existencia hacía tiempo que había desaparecido. El inglés está lleno de tales compunciones que son totalmente irrelevantes para un hombre que vive como yo hoy, pero la costumbre hace que sea provechoso para nosotros estar atados a ellas. A mí no.

    No puedo decirle nada de antemano. Me hice a la idea de que todo debía salir de alguien y relacionarse con él, en primer y último lugar. Y tenía que ser para todos, les gustara o no. Deberías saberlo. Las casas son para vivir en ellas, esa es una de las mejores cosas de la arquitectura. Construyes casas, para la gente. Los poemas son lo mismo.

    Sí, lo sé, dijo. Pero estoy harto de este asunto de "volver a la humanidad, volver a la tierra". En la tierra se cultivan espinacas, no se cultiva la escritura y, desde luego, no brotan pequeños edificios nuevos ya hechos. Tampoco la humanidad. La arquitectura es un arte y la escritura también es un arte, lleno de tradición.

    ¿Quién ha dicho otra cosa? Lo que he dicho es que vuelvo a las personas. Ellas son el origen de cada pedacito de vida que pueda habitar cualquier estructura, casa, poema o novela de cualquier interés humano concebible. No salen precisamente de sus cabezas como flores, sino que representan, en sí mismas, la estructura que el arte... Pongámoslo así: Si no nos aferramos al calor que respira una casa o un poema por igual de la necesidad humana...

    El hedor, querrás decir.

    ---el conjunto no tiene nada que lo mantenga unido y se vuelve estructuralmente débil, de modo que se cae a pedazos.

    Posiblemente, pero no entiendo.

    Tal vez no me entiendo a mí mismo, siempre es una posibilidad. Empezaste hablándome de la integridad artesanal de los materiales. Sin mentir. Pero eso no es un incentivo ni para construir ni para escribir, es decir, no es un incentivo seguro. Se aplicaría igual si colgaras una casa de un poste como una jaula de pájaros.

    Se ha hecho sólo que puso el poste en el centro de la misma. Debido a los terremotos.

    ¡Eso es! Justo lo que dije. Quiero decir que construyes una casa para la gente, ¿no? Entonces las necesidades de... quiero decir, en el momento en que te dejas llevar por un razonamiento puramente "arquitectónico" o "literario" sin consultar aquello de lo que surgió, has cortado la arteria que da vida y lo único que sigue es la podredumbre.

    A lo que parece que estamos llegando es a que todas las artes tienen que volver a algo.

    Y ese algo es la necesidad humana. Cuando nuestra forma de actuar se vuelve imbécil engendramos el dadaísmo, Gertrude Stein, el surrealismo. Estas cosas parecen no tener ningún tipo de sentido HASTA que buscamos la NECESIDAD de los seres humanos. Examinando eso encontramos que estos movimientos aparentemente irrelevantes del arte representan la salvación de la mente, incluso en momentos de genialidad, la salvación del alma, continentes de seguridad para el espíritu atormentado y atormentado del hombre, atormentado por la mortal y mentirosa repetitividad del culto a la fórmula doctrinaria que es el trabajo estándar del día. En mis días de juventud era "Inglés". En tu juventud era "Grecia", "Roma". Pero la mente está simplemente esclavizada por estos ideales, estas ideas, a menos que podamos relacionarlas, aquí, ahora, en nuestro entorno, con nosotros mismos y nuestro día. Esto requiere invención....

    ¡Un momento! ¡Un momento! Olvidas que eres escritor, yo soy arquitecto. Tú trabajas con palabras. Yo trabajo con materiales de construcción. Tenemos que tener reglas que nos gobiernen. Te concedo que tenemos que tener reglas universales - que funcionen hoy igual que funcionaron para producir las maravillas de la antigüedad - pero son reglas igualmente.

    En lo que a mí respecta, no creo que sean diferentes del carácter humano al servicio de la inauguración.

    ¿Quieres decir que el arte debe ser útil?

    Metiste la pata aquella vez, ¿no? Pero no tropecé. Sí, útil. Intentan negarlo. Hay una arrogancia en el arte que le gusta ponerse en contra del mundo. No dejes que te engañe. Sabemos que somos más bien una pequeña banda de gitanos. Algunos siguen pensando que sería mejor expulsarnos de los pueblos como se hacía con los leprosos medievales. Pero no olviden que, en una época científica como la actual, la protesta del artista de que su arte es totalmente no utilitario tiene algo de verdad. Es un retrato maravilloso de todos nosotros. Su inutilidad puede constituir, a veces, su principal utilidad. La ira, el asco, el desafío a un mundo sórdido y despreciable llevan a un hombre a...

    Vaya, muchacho. Lo que quiero es una explicación fría.

    Pero insisto, sí, en que el propósito del arte ES ser útil. ¿Por qué un poeta escribe como escribe? Puede ser por rebeldía, porque ve algo que merece la pena. Debe liberarse, él mismo como un solo hombre, del horror destructor de una existencia opresiva, pero si escribe sólo puede ser con la esperanza de reunir consigo a otros con los que le gustaría ver el mundo mejor poblado.

    Pero a la gente buena le repugnan los esfuerzos de un artista así.

    No hablemos de buena gente.

    Pero lo digo en serio.

    Bueno, tal vez. De acuerdo, buena gente. Un hombre escribe como lo hace porque no conoce otra forma mejor de hacerlo, de representar exactamente lo que tiene que decir LIMPIO de las agencias destructoras, falsificadoras, mancilladoras con las que está rodeado. Todo lo que hace es una explicación. Siempre se esfuerza al máximo por perfeccionar su trabajo hasta que no sea otra cosa que "conocimiento útil". Yo digo que todo, cada minúscula cosa que forma parte de una obra de arte sólo es buena cuando es útil y que cualquier otra explicación de la "obra" sería menos útil que la propia obra. No te preocupes, el artista morirá y su obra será explicada más tarde. Entonces otros tiempos requerirán nuevos artistas.

    Hablas como si el arte debiera ser un departamento del gobierno, como la sanidad pública, etc.

    La poesía es un gobierno rival siempre en oposición a sus réplicas más burdas.

    Sea como fuere, me parece que hemos divagado. Estoy buscando ayuda en la construcción arquitectónica de usted, un poeta. Yo trabajo con materiales de construcción. Tú trabajas con palabras. Pero debe haber reglas que nos guíen, reglas que puedan ser intercambiables entre todas las artes.

    Creo que aquí deberíamos reconocer las diferencias entre arquitectura y poesía. Un poeta tiene un inquilino menos material para su domicilio que un arquitecto---

    No si incluyes las catedrales---

    De todos modos, las casas tienen que ser habitadas físicamente. Eso supone una gran diferencia práctica. Pero espere un minuto, tal vez yo soy el que debe aprender, de ti. Un hombre viene a ti y quiere una casa. ¿Qué ocurre? Algunos desmentirán sus materiales y harán cualquier cosa que el cliente pida. Pero tú eres arquitecto, ¿qué harías?

    Yo no me vendería, prefiero perder el encargo -y los pierdo muy a menudo por eso- antes que mentir.

    Ya lo sé. Pero, ¿qué "harías", tú mismo, mientras el hombre todavía está en el acto de hacerte su propuesta? Empezarías con la casa, en tu mente, quiero decir, construyéndola como debe ser POR CIERTAS RAZONES. ¿No es así?

    Sí, por supuesto.

    En nueve de cada diez casos lo tendrías dentro de tu cabeza en los primeros diez minutos.

    Así es.

    Entonces hasta ahora es como un poema. Después de eso, hambriento de trabajo, miras al hombre, interiormente, y lo evalúas en cuanto a lo que equivale en tu mente, arquitectónicamente hablando.

    Sí.

    Después te ponías a trabajar en él para conseguir lo que TÚ querías. ¿No es así?

    Así es. Lo haría... con el corazón en la boca.

    ¿Qué más hace un poeta? ¿Y cómo puedo decirte algo más al respecto? No es sólo la resistencia a la tracción de los materiales. No es sólo "honestidad". No son las longitudes estándar y todo eso. Es todo en el mundo de hoy. Primero es el carácter humano el que decide. Tu carácter, la calidad de tu cliente. La única diferencia con la poesía es que el poeta construye para un todo el mundo, cualquier persona, mientras que tú construyes para todo el mundo en una sola persona. Todas las necesidades modernas, las necesidades sociales, la falsificación del pensamiento, las constricciones del vil hábito. El arquitecto es un rebelde como yo. Debe ser filósofo, sociólogo, debe haber leído a Thornstein Velben. Debe conocer los hábitos humanos, las excentricidades. Pero sobre todo debe saber cómo ponerlo por encima.

    ¡Bien! Pero lo que "arte" significa para la mayoría parece ser el arte del engaño. Si adulan a un cliente y le dan lo que quiere sienten que no renuncian a su franquicia de artista. Al contrario, están haciendo algo humano, están empleando su habilidad estructural, ganada con tanto esfuerzo, para llevar a efecto las escuetas demandas que él les hace---.

    El llamado artista comercial.

    Algunos son bastante buenos, también.

    ¿Por qué no? Siempre que sepan adaptar las necesidades del cliente a sus propias necesidades. Esto se aplica también a la propaganda.

    Resolvería el problema arquitectónicamente hasta que el infierno se congele--o no lo haría.

    Por eso eres un pobre hombre--¡y mi hermano!

    Y la idea de que el gobierno pueda decirme...

    ¡Vaya, muchacho! Ahora te toca a ti tranquilizarte.

    Descubriría un material que se adaptara honestamente a la estructura o cambiaría la estructura para adaptarla al material que tenía.

    No es suficiente. No es suficiente. Nadie da un grito en el infierno por tal punto de vista.

    Nadie, excepto un ingeniero que tiene un puente que construir tal vez, o un astrónomo que no tiene ningún puente que construir.

    Cierto, pero sigue sin ser suficiente.

    Ellos no mienten. Todos los demás lo hacen.

    ¿Por qué deberían mentir? Nadie lo espera de ellos.

    ¿Esperan que mientas, como poeta?

    ¡Y cómo! Hoy tienes que escribir propaganda. Ya sabes, tienes que "ayudar a la humanidad"...

    Ahora, me parece, que eres tú el que va en la otra dirección.

    ¿Te parece?

    Bueno, ¿no estás ridiculizando al tipo duro del partido y a sus secuaces intelectuales? Ellos son los que intentan apoderarse de ustedes, los escritores, para sus propios fines y convertirlos en mentirosos, como usted dice. ¿Qué pasa con eso?

    Me has hecho pensar. La propaganda es como una casa que un arquitecto tiene que construir para que la gente viva en ella. Tal vez tu cliente es un maldito tonto, tal vez no lo es. Tienes que discutir con él... en términos generales. Eso amplía todo el asunto, ¿no? Sólo que estamos tan malditamente acosados por resacas y arrastres. Tienen que vivir en ellas, las casas, poemas, que hacemos--pero ni siquiera saben que son casas. Sus necesidades la gobiernan pero de una manera tan compleja que vuela de la mente y nadie sabe de qué se trata. Pero tenemos que volver a ello, desde ambos lados. El poeta tiene que servir y el lector tiene que ser satisfecho y ganado sin concesiones.

    ¿Pero cómo?

    ¿Quién va a decidir--como le toca al poeta, quiero decir. Eso es lo que realmente nos enfrentamos. Quieren matarlo, si es lo suficientemente bueno. Para reírse de él por lo menos, en su tiempo. Es un signo de su excelencia en la mayoría de los casos. Entonces, no es el pueblo quien decide. Nunca. Tiene que ser el propio artista.

    Entiendo lo que quiere decir. ¿Qué opinan de Poe o Whitman, por ejemplo, aún hoy, por no hablar de Stein?

    Sí, un hombre como Poe.

    ¿Quiere decir que Poe era una "necesidad"?

    Sorprendentemente.

    Bueno, ¿entonces qué?

    Si el hombre del partido ve a un escritor que cree que puede utilizar, ¿no sería un tonto si no tratara de acorralarlo y utilizarlo? Que siga adelante. Lo único que digo es que el artista es un mentiroso lamentable si se deja utilizar de esa manera. Como artista estoy a favor del hombre del partido, tal vez, pero como artista sé cómo puedo trabajar más eficazmente. Y si él no me utiliza, como material, para las cosas que mejor puedo realizar, lo mejor que puedo como artista, entonces es un juerguista y un imbécil y no sabe lo que se hace. Puede aprovecharse de mí temporalmente y desacreditarme momentáneamente, tal vez, pero no puede destruir mi trabajo para él a menos que consiga destruir mi integridad como artista hacia mi propio trabajo. Y eso nunca lo conseguirá.

    Sé lo que piensan. Piensan que, como los jesuitas, el fin justifica los medios. Piensan que hasta que se logre algo es más económico unirse sólidamente en un solo frente, cualificados y no cualificados por igual---

    ¿Por qué autoridad?

    La humanidad.

    ¡Tomen partido y luchen!

    ¡Vaya! El problema de la vivienda no va a ser resuelto por ninguna de las oficinas, sino por algún chico empapado de lo mejor que hay en arquitectura. Él lo encontrará y nadie más lo hará.

    Claro, si se remonta a la humanidad lo suficiente.

    La encontrará arquitectónicamente, no de otra manera; sin la ayuda de su maldita propaganda derrochadora. Las respuestas no llegan de esa manera, llegan a alguien, a UNO, trabajando con los medios de su arte -solo- en algún ático relativo en alguna parte. Y esa es la única forma en que llegarán y podrán llegar.

    ¡Qué bueno! Ya nos reuniremos. ¿Qué fe le queda a la humanidad, de todos modos, aparte de su fe en el arte?

    Sin fe en la humanidad, de todos modos, no hay fe en el arte. En cualquier caso, es lo mismo.

***
William Carlos Williams (Rutherford, 1883-1963) "The Basis of Faith in Art", Selected Essays of William Carlos Williams. Nueva York: Random House, 1954, pp. 175-195. Traducción de Nicolás López-Pérez.